Un equipo de ingenieros italianos lanzó el martes lo que se anuncia como la mayor prueba de vehículos robóticos: una odisea de 13.000 kilómetros (8.000 millas) entre Italia y China, no para repetir la ruta de Marco Polo, sino para poner a prueba los límites de la tecnología automotriz del futuro.
Dos camionetas de color naranja brillante, equipadas con escáneres de laser y cámaras que actúan en concierto para detectar y evitar obstáculos, desafiarán el tránsito de Moscú, el calor del verano siberiano y el frío del desierto de Gobi antes de su llegada prevista a Shangai a fines de octubre.
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